Vamos a ver, la tortilla de patata está deliciosa, no necesita más. Pero, como a mi me suele gustar con cebolla, siempre que no vengan otras personas a comer, pues se la echo.
Hoy se me ocurrió añadirle un cuarto de queso suave, yo le eché queso de Arzúa, vale cualquiera que se derrita.
El resultado ha sido muy bueno. A mi Milín le ha encantado ( aunque, ya sabéis que no es muy fiable porque le gusta comer y no suele poner pegas).
El sabor no cambia demasiado, pero le da una cremosidad espectacular.
Ingredientes
- 4 patatas grandes ( bastante grandes)
- 1 cebolla ( opcional)
- 1/4 queso suave y cremoso ( pueden ser 200 grs. Tengo la mala costumbre de hacerlo a ojo)
- 6 huevos
- sal
- aceite
Pelo, lavo y lamino las patatas ( vamos, como todo el mundo). Lo mismo con la cebolla. Yo pongo aceite sin escasear a fuego fuerte y echo esos ingredientes. Les doy unas vueltecitas y tapó la sartén y reduzco el fuego. Así consigo que se frían las patatas sin que se quemen ni queden duras. Cuando están blanditas las escurro muy bien del aceite ( frío la cebolla mezclada con las patatas, en caso de que os guste la cebolla).
Lo echo sobre los huevos batidos, sobre los que he echado el queso en trocitos. Al estar calientes las patatas, el queso empieza a fundirse. Retiro el aceite totalmente de la sartén, caliento bien los restos del aceite y echo el mejunje. Ojo, a nosotros nos gusta poco pasada, pero si os gusta muy hecha deberéis bajar el fuego al mínimo.
En cualquiera de los casos, pasada o no, el queso se derrite, con lo cual, cuando cortéis las porciones saldrá algo de queso fundido.
Nos ha gustado.
No sé si esto ya se ha hecho o no alguna vez; se me ha ocurrido, pero seguro que no he sido la única; en todo caso queda muy rica.
Si no os gusta el queso o sois alérgicos a la lactosa, la tradicional está de vicio también.
Ahhhh!!!, lo que veis por el borde en la foto es el queso derretido, que se escapó por algún hueco
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