miércoles, 18 de marzo de 2015

PESTIÑOS

El pestiño es un dulce que se suele comer en Semana Santa. Su origen se cree que es marroquí. En todo caso es propio de Andalucía y de otras partes de España, como Salamanca. Ya se tiene constancia escrita de su aparición al menos en el siglo XVI ( 1528) y aparece en innumerables obras de teatro, novelas y diversos escritos desde esa época.
Bueno, pues, os diré después de ésto, que a mi me recuerda la Semana Santa en Salamanca, mis padres me compraban pestiños en esa celebración siendo yo una niña pequeña. Nunca me ha gustado demasiado la miel, pero sí en ciertas recetas, aunque puede ser sustituida por azúcar ( yo creo que pierden la gracia)
Hace unos meses os puse las paparajotas, también con miel. Para mi gusto, ésto está más rico, pero no deja de ser una visión personal. Difieren de las paparajotas o papajotes en que no es un dulce blando, si no más bien crujiente, llena menos, y es menos aceitoso. Se parece más a las rosquillas de anís, mientras que las paparajotas lo hacen más a los churros.

INGREDIENTES ( para 25 o 30  unidades pequeñas)

- 100 ml de aceite oliva suave
- piel de un limón
- dos cucharadas de anises en grano
- 225 grs de harina de trigo normal
- 1/2 huevo batido
- 75 ml de moscatel o jerez dulce
- 1 cucharada sopera de miel
- una pizca de sal
- aceite para freír ( suelo usar de girasol, pero podéis usar de oliva siempre y cuando sea suave)
- 200 ml de miel y tres cucharadas de agua

ELABORACIÓN

Lo primero es poner los 100 ml de aceite en una sartén o cazo, ponerlo al fuego y freír la piel del limón para que coja el aroma el aceite. Se retira del fuego y se echan los granos de anises ( caliente el aceite, pero se retira porque los anises se tuestan rápido.
En un bol se pone la harina, se hace un hueco y se echa el huevo batido, el moscatel, la sal, la cucharada de miel y el aceite en el que freímos la piel del limón y los anises, colándolo de éstos elementos que se tirarán.
Se amasa un poco en el bol y luego se pone, como cualquier masa, en una superficie para amasarla bien. Se deja reposar sobre una hora o algo menos ( yo utilizo el microondas apagado, ya lo sabéis, porque no varía la temperatura).
Se estira en láminas, no demasiado gruesas, pero tampoco finas del todo. Se recorta cada tira en cuadraditos como de 5 x 5 cms, o 6 x 6, vamos, no cojáis una regla, porque el tamaño no importa. No los hago más grandes porque cuesta más bañarlos y porque en pequeñas porciones se fríen mejor. No los hago más pequeños porque son más incómodos de coger y se cuelan por la rejilla a la que aludiré en un momento. Se juntan las puntas como si fuera un pañuelo o servilleta. Si veis la foto, sabréis cómo.
Se fríen en abundante aceite caliente y se van poniendo en una bandeja, plato, fuente...
El último paso es poner a cocer la miel con las cucharadas de agua, sólo para que quede más diluida, no tiene otra misión ( no dejéis mucho tiempo, unos minutos). La dejáis templar un poco y ponéis la rejilla del horno sobre la fuente y sobre ella los pestiños para bañarlos y que escurra la miel. Se recoge la miel y que queda sobre la fuente y se vuelve a hacer. No hace falta ni hacer ésto, simplemente los bañáis echándole la miel  y dándole la vuelta en la fuente para que empape la miel por todos los lados.
Me llevó hacerlos, sin contar los tres cuartos de hora de espera de la masa que dejé reposar, una media hora larga, no más.


















































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